Se conjetura que nuestra memoria es total y que cada hombre está en posesión de todo su pasado y que, dado el estímulo necesario, puede recuperar cada imagen, cada línea leída, cada matiz de la angustia o de la esperanza. Del cerebro humano se ha escrito que es como un palimpsesto en el que se superponen infinitas escrituras. Parejamente, todo está en la vasta Biblioteca. Jorge Luís Borges
Con mi melancolía diaria en la cual pienso en la muerte de mi Rosemary en diciembre de 2020 no puedo convencerme de hacer mucho. Me quedo en la cama con mis gatos Niño y Niña y me recuerdan que hace 7 Rosemary y yo los fuimos a buscar al SPCA (Society for the Prevention of Cruelty to Animals). Hasta su muertoe los gatos compartieron nuestra cama y ella los acariciaba.
De vez en cuando digo, “Rosemary” o “Rosamaría” y noto que los gatos me miran. ¿Se acordarán?
En la mañana después de darle la comida a Niño y Niña subo y hago la cama. Mi Rosemary decía, “Make the bed neat for the cats.”
Según Borges(lo leo todos los días) para arcordarnos, primero necesitamos olvidar. Al mismo tiempo nos dice que nuestra memoria es total.
Estoy rodeado de fotografías enmarcadas, de objetos que Rosemary tocó, the libros que leyó. Cuando voy a la sala o el comedor me rodean vajillas y arcones mexicanos. No puedo más que acordarme. Pienso de ella al apagar la luz antes de dormir. La veo en mis sueños y me despierto con su ausencia presente en su lado de la cama.
No puedo olvidar. ¿Tendré alivio sólo cuando de mi queden las posesiones que compartirán las de Rosemary en ese lugar que en inglés es oblivion pero no tiene una traducción al castellano?






