Mis fotógrafos
contemporáneos,casi tan viejos como yo, se deleitan en fotografiar puestas de
sol, eclipses lunares y solares, postes de teléfono, sus perros y sus gatos,
esta ciudad en donde viven, con sus pocos rascacielos de noche, y en muchos
casos alegan que las fotos las han tomado (sin filtro) con sus teléfonos “smart”.
A veces en esos pocos días de sol en nuestra lluviosa ciudad se atreven a
fotografiar rosas con sus objetivos macro. Después de varias rosas, para mí, se
ven todas iguales.
Me imagino estar obligado a ver en una sala obscura estas fotos ad infinitum.
Por mi lado no me canso de ver las hermosas caras de las tantas mujeres que me han posado. Ésta se llama Susan y tiene una cara que parece ser de otro siglo. Hay en ella una tristeza romántica (¿Existe ese término?).
Tomé la foto con película Kodak Plus-X en mi Mamiya RB-67 con un objetivo de 140mm. He escaneado el negativo con una hoja semi-opaca de plástico para suavizar la imagen.
De todos los escritores/poetas latinoamericanos mi favorito en lo que refiere en describir a la mujer, está el uruguayo Mario Benedetti.
¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.
Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.
Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.