Nuestros Amigos del Hotel Claridge
Monday, April 13, 2020
Tomás Esteves |
Durante esta cuarentena que vivimos en Vancouver, Canadá, mi Rosemary y yo tenemos nostalgia por volver a Buenos Aires. Allí nací, y la ciudad que es mía a llegado a ser también de Rosemary gracias a los lindos recuerdos de nuestras tres estadías en el Hotel Claridge sobre Suipacha, entre San Martín y Florida – pleno centro.
Lo que más
nos atrae a este hotel inaugurado en 1946 es la atención que recibimos de los
que trabajan en él. Puedo acertar en decir que son nuestros amigos.
Yo tengo
una relación extraña con el Claridge. En los años 1965/66 hice mi servicio
militar en la Marina de Guerra. Por mi inglés me asignaron como traductor y
ayudante al Capitán de Navío, USN Onofrío Salvia que era el Jefe del Grupo Asesor Naval Estadounidense en un edificio contiguo a la Secretaría
de Marina.
Un día el
Capitán me advirtió que la FBI me iba a investigar porque yo tenía que traducir
un documento secreto. En esos años las marinas del Uruguay, Brasil, Argentina y
los EEUU hacían un ejercicio naval conjunto llamado Unitas.
¿Por qué
era secreto el documento que traduje? Me pedían hacer reservaciones en el
Claridge de dos pisos. Uno para los suboficiales de la USNavy blancos y el otro
para los suboficiales negros que venían para participar en el Unitas.
Hace unos 5
o 6 años al llevar a Rosemary a Buenos Aires se me ocurrió conocer el Claridge.
Y allí empezó lo que es una grata tradición para nosotros.
Pablo Schafrik |
A Rosemary
le encanta el enorme y variado buffet desayuno del hotel. Nuestra nieta Lauren
de 14 años aprendío a tomar el café con leche del hotel. La proximidad a
Florida es especial como ver a mis amigos, Guillermina Van Der Linden y José Carlos Romero Vedía y su grupo
bailar el tango en la esquina de Florida con Lavalle.
Angélica Torres |
Cristian González |
Evaristo Veristale |
Marcela Marini |
Sergio Margherich |
Esperamos
que la cuarentena termine pronto y que en setiembre o octubre podamos reunirnos
con nuestros amigos del Claridge.
La Historia del Hotel Claridge
BARES NOTABLES- BAR DEL CLARIDGE HOTEL
El Claridge
Hotel es un clásico hotel cinco estrellas de la ciudad de Buenos Aires,
Argentina. Fue proyectado por el prolífico arquitecto Arturo Dubourg y se
inauguró en 1946, en la calle Tucumán a metros del cruce con Florida.
Actualmente es propiedad de la cadena Eurostars Hotels. El Hotel Claridge fue
encargado a Dubourg por los hermanos Felipe y Ottocar Rosarios. Fue construido
por la empresa A. y F. Israel y Cía., se inauguró el 2 de agosto de 1946 y se
transformó rápidamente en una de las opciones de categoría de Buenos Aires.
Entre sus huéspedes han estado diversas personalidades, como Alain Delon, César
Milstein, Montserrat Caballé, Aga Khan, Umberto Eco, Dalái Lama, Alessandra
Ferri, Camilo José Cela, Steffi Graf, Martina Navratilova, Arantxa Sánchez
Vicario, Birgit Nilsson, Conchita Martínez, Clémentine Renaudin, Mary Joe
Fernández, Bjorn Borg, Jimmy Connors, John McEnroe y Yannick Noah. En 1992, el
arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, otorgó al Claridge
el título de "Testimonio vivo de la memoria ciudadana"; y denominó a
Tucumán entre Florida y San Martín como la "Cuadra del Claridge". En
abril de 2001 se terminó, en un plazo de 65 días, la reforma interior de varios
ambientes del hotel, a cargo del diseñador Andrés Rosarios. De hecho, la
familia Rosarios continuó siendo propietaria y administradora del Claridge
durante décadas, hasta que finalmente el grupo español Hotusa compró el 75% del
hotel en 2006, integrándolo a la cadena Eurostars Hotels. La principal
exigencia que impusieron los inversores al arquitecto Dubourg fue solucionar el
problema de lograr que todas las habitaciones tuvieran ventanas al exterior que
permitieran el ingreso de luz, tratándose de un edificio que debía construirse
en un lote entre paredes medianeras y en una calle céntrica y angosta. Dubourg
encontró como opción la ubicación de un patio interno en la parte trasera del
lote, y la fachada a la calle Tucumán retirada con respecto a la línea de
frentes, excepto por un volumen saliente central, que se aprovechó para crear
en la planta baja un acceso para vehículos con un porche. El acceso al
vestíbulo y recepción se realiza por este cuerpo central sobresaliente, y en el
lado derecho funciona el restaurante del Claridge, que también tiene un acceso
particular directamente desde el porche. Del lado izquierdo, el espacio
homólogo al del restaurante fue destinado a local comercial de alquiler. Hacia
la parte posterior del edificio se distribuyeron los ascensores y la escalera
principal que comunican con los pisos superiores, en donde originalmente las 12
plantas destinadas a habitaciones fueron diseñadas de acuerdo a dos modelos de
planta: una de 16 departamentos y un office por piso, y otra de 12
departamentos y un office. El piso 13 fue aprovechado como terraza para
instalar un bar, además del tanque de agua para incendios. En cuanto al estilo
y la decoración, la fachada del Claridge Hotel corresponde al estilo propio muy
desarrollado por Dubourg en las décadas de 1940 y 1950. En él el ladrillo es un
elemento esencial en las fachadas, como se puso de moda en esos tiempos. De tal
manera, el Claridge recuerda a otro hotel de Buenos Aires inaugurado un año
antes y muy cercano, el Lancaster. Esta corriente de influencia inglesa puede
ubicarse dentro de la arquitectura georgiana. El gran vestíbulo impacta por el
uso de diversos tipos de mármol en revestimientos: de Carrara, Botticino, Rosso
Levanto y Fior di Pesca, traídos de Italia. El porche está sostenido por
columnas blancas con capiteles de orden jónico.