Labios que la quisieran almendra y encaje
Sunday, February 09, 2020
Una de las ventajas de escribir una bitácora en donde soy el redactor, el escritor, el fotógrafo y el diseñador, es que puedo hacer lo que quiero. En las muchas revistas y diarios para los cuales trabajé por muchos años el espacío era valioso y reducido. Aquí como dicen algunos, "el espacio es infinito."
Me encanta encajar mis fotos con poesías o cuentos de escritores y escritoras favoritos. Podría haber crítica la de combinar fotos de una monumental italiana, vestida de encaje, con un hermoso cuento de Julio Cortázar donde menciona el encaje una vez. De que al final aprendemos que el protagonista del cuento es un unicornio hace de ésta una barrabasada. Pero como soy el capitán no hay marinero que me insoborne.
La
protección inútil - Julio Cortázar
Lo sé muy
bien, soy de una timidez enfermiza, estar en el mundo me es de hierro, me es
guijarro. Hasta el agua, casi siempre mi aliada, resbala seca y hostil contra
estos labios que la quisieran almendra y encaje; al atardecer, bajo la luz
ambigua que me permite errar por la ciudad, el perfil de las nubes, ese perfil
suavísimo, lacera brutalmente mi piel y me obliga a huir gritando, a refugiarme
bajo los portales. Me aconsejan que viaje en subterráneo para mayor seguridad,
o que me compre un sombrero de alas flotantes. De nada vale que me hablen con
el tono que suscitan los niños, yo miro hacia lo lejos donde sin embargo hay
una golondrina esperando para afilar sus tijeras en mi cuello. Los consejeros
municipales han llegado a votar créditos para mi protección, la gente se
preocupa por mí.
Gracias,
señoras y señores, me gustaría retribuir tanta gentileza con ternura y
civilidad; desgraciadamente ustedes estarán siempre allí y eso es acantilado a
pique, máquina para moler la sombra, insoportable exageración de una bondad
armada de garras de coral. Cada vez me parece más penoso complicar la
existencia ajena, pero no queda ninguna isla desierta, ninguna arboleda de mala
fama, ni siquiera un corralito para encerrarme en él y, desde allí, mirar a los
demás bajo la luz de la alianza. ¿Tengo yo la culpa, oh tierra poblada de
espinas, de ser un unicornio?