Alexandra Elizabeth & Hilary Anne - 30 de diciembre, 1990 |
La melancolía me persigue desde que falleció mi Rosemary el 8 de diciembre del año pasado.
La gente que conozco me repite y repite que tengo que vivir con mis memorias pasadas. El problema es que al rememorar esas memorias esa melancolía me persigue.
Otra que me repiten es esa tan usada expresión en inglés “count your blessings” que se traduce al no tan usual aprecia tus bendiciones.
Pero hay algo allí que si me funciona. La soledad que vivo no es completa. Comparto una casita vacía con dos gatos hermanitos, Niño y Niña.
Pero hay más, mucho más. Mis dos hijas (anteriormente nuestras) Alejandra y Hilary me llaman todos los días. La primera vive lejos pero se está encargando de hacer todos los trámites financieros que mi Rosemary hacía con exactitud y lo hizo desde que no casamos en el 68. La otra hija, Hilary, también me ayuda en poner mis cuentas y documentos en su lugar y la veo por lo menos dos veces a la semana. En pocas palabras, me cuidan. Es lindo que me cuiden y sí me proporcionan un poco de escape de la melancolía.
Poco a poco estoy archivando las miles de fotografías de familia que tengo. Están las de la familia mía previa a conocer a Rosemary (no tantas) y las muchas que he tomado desde entonces. A veces cuando pasan los años la memoria de las fotos que tomé se desvanecen casi como una foto mal fijada en el cuarto oscuro.
Realmente me sorprendí al encontrar un sobre de negativos de color de la hijas que tomé (lo sé porque lo escribí en el sobre) el 30 de diciembre de 1990. ¡No creo que la expresión castellana fotos glamorosas tenga el efecto de la inglesa afrancesada glamour!
Las veo, y recuerdo momentos, que después de 30 años pasados, parecen ser más sencillos e inocentes. Las hermanas han crecido y viven una vida de éxito. Tengo que acordarme que aunque me sonrían y mimen, ellas han perdido a su mamá y debo, de alguna manera, corresponder.