Alfonsina
Friday, November 09, 2018
1935,
Buenos Aires , Alfonsina. - Eduardo Galeano
A la
mujer que piensa se le secan los ovarios. Nace
la mujer para
producir
leche y lágrimas, no ideas, y no para vivir la vida sino para
espiarla
desde las ventanas a medio cerrar. Mil veces se lo han
explicado
y Alfonsina Storni nunca lo creyo. Sus versos más difundidos
protestan
contra el macho enjaulador.
Cuando hace
años llego a Buenos Aires desde provincias, Alfonsina traía unos
viejos
zapatos de tacones torcidos y en el vientre un hijo sin padre
legal. En
esta ciudad trabajo en lo que hubiera, y robaba formularios
del
telegrafo para escribir sus tristezas. Mientras pulía las palabras,
verso a
verso, noche a noche, cruzaba los dedos y besaba las barajas
que
anunciaban viajes y herencias y amores.
El tiempo
ha pasado, casi un cuarto de siglo, y nada le regalo la suerte.
Pero
peleando a brazo partido Alfonsina ha sido capaz de abrirse paso
en el
masculino mundo. Su cara de ratona traviesa nunca falta en las
fotos
que congregan a los escritores argentinos mas ilustres.
Este año,
en el verano, supo que tenía cáncer. Desde entonces escribe poemas
que
hablan del abrazo del mar y de la casa que la espera allá en el
fondo,
en la avenida de las madréporas.
If she thinks, a woman’s ovaries dry up. A woman is born
to produce milk and tears, not ideas, and not to live life but only to spy at
it from almost closed windows. This was explained to Alfonsina thousands of
times but she never believed it. Her most popular poems protest the caging man.
When years ago she arrived to Buenos Aires from the
provinces, Alfonsina brought old shoes with twisted heels and in her belly a
son without a father. She worked at whatever in this city and she stole
telegraph forms to write about her griefs. While she polished her words, line
by line, night after night, she crossed her fingers and kissed the cards that
announced trips, inheritances and love.
Time has passed, almost a quarter of a century; and luck
gave her nothing. But fighting it Alfonsina has managed to make her mark in a
man’s world. Her naughty mouse face is always there in photographs that include
the most illustrious Argentine writers.
This year [25 October 1938] in the summer she learned she had cancer.
Since then she has written poems about the sea’s embrace and the house that
awaits there in its bottom, in an avenue of white coral.
My translation.