La Recoleta Con Nora Patrich, Yuki y Unos Felinos
Saturday, May 07, 2016
Three weeks ago my friend, painter Nora Patrich and I met
at La Recoleta Cemetery in Buenos Aires. We were there to meet up with our
model friend Yuki who shared and shares a love for the place. In Yuki’s case
her friend in the cemetery are still alive. Her friends are the cats. She feeds
them and one in particular is her friend. The weather was unstable so we had
sun and rain and a cold autumn wind. After our shoot we crossed the street to
the fashionable La Biela Café. We took a selfie in the woman’s bathroom and
then I posed Nora and Yuki between the statue of two friends, Jorge Luís Borges
and Adolfo Bioy Casares.
Hace
tres semanas mi amiga, la pintora Nora Patrich y yo nos encontramos en el
cementerio de La Recoleta. Nuestra meta era encontrarnos con Yuki, nuestra
modelo favorita. Los tres compartimos un amor por el cementerio. La única
diferencia es que Yuki tiene amigos muy vivitos en el lugar. Va a menudo a
darle de comer a los muchos gatos que habitan el lugar. Uno, en particular es
su especial amigo. No llovió, nos salió el sol y un viento frio presagió un
invierno que ya se venía. Después de las fotos cruzamos la calle al café, muy
de moda de La Biela. Tomamos unos selfies en el baño de mujeres. La foto final
es con dos estatuas reperesentando a dos amigos, Jorge Luís Borges y Adolfo
Bioy Casares.
La
recoleta – Jorge Luís Borges
Convencidos
de caducidad
por
tantas nobles certidumbres del polvo,
nos
demoramos y bajamos la voz
entre
las lentas filas de panteones,
cuya
retórica de sombra y de mármol
promete
o prefigura la deseable
dignidad
de haber muerto.
Bellos
son los sepulcros,
el
desnudo latín y las trabadas fechas fatales,
la
conjunción del mármol y de la flor
y las
plazuelas con frescura de patio
y los
muchos ayeres de a historia
hoy
detenida y única.
Equivocamos
esa paz con la muerte
y
creemos anhelar nuestro fin
y
anhelamos el sueño y la indiferencia.
Vibrante
en las espadas y en la pasión
y
dormida en la hiedra,
sólo la
vida existe.
El
espacio y el tiempo son normas suyas,
son
instrumentos mágicos del alma,
y cuando
ésta se apague,
se
apagarán con ella el espacio, el tiempo y la muerte,
como al
cesar la luz
caduca
el simulacro de los espejos
que ya
la tarde fue apagando.
Sombra
benigna de los árboles,
viento
con pájaros que sobre las ramas ondea,
alma que
se dispersa entre otras almas,
fuera un
milagro que alguna vez dejaran de ser,
milagro
incomprensible,
aunque
su imaginaria repetición
infame
con horror nuestros días.
Estas
cosas pensé en la Recoleta,
en el
lugar de mi ceniza.
Fervor de Buenos Aires, 1923
Recoleta Cemetery
By Jorge Luis Borges
Translated by Stephen Kessler
Convinced of decrepitude
by so many certainties of dust,
we linger and lower our voices
among the long rows of mausoleums,
whose rhetoric of shadow and marble
promises or prefigures the desirable
dignity of having died.
The tombs are beautiful,
the naked Latin and the engraved fatal dates,
the coming together of marble and flowers
and the little plazas cool as courtyards
and the many yesterdays of history
today stilled and unique.
We mistake that peace for death
And we believe we long for our end
when what long for is sleep and indifference.
Vibrant in swords and in passion,
and asleep in the ivy,
only life exists.
Its forms are space and time,
they are magical instruments of the soul,
and when it is extinguished,
space, time, and death will be extinguished with it,
as the mirrors’ images wither
when evening covers them over
and the light dims.
Begnign shade of trees,
wind full of birds and undulating limbs,
souls dispersed into other souls,
it might be a miracle that they once stopped being,
an incomprehensible miracle,
although its imaginary repetition
slanders our days with horror.
I thought these things in the Recoleta,
in the place of my ashes.