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La Diana Cazadora - CDMX |
La nostalgia por un lugar tiene variantes que últimamente he descubierto. Mi nostalgia por México es compleja. Mi familia y yo nos fuimos de Buenos Aires a la Ciudad de México en 1953. Por lo tanto es una nostalgia de un niño que vivió con su mamá y abuela.
Después mi mamá se fue a enseñar en una escuela americana en Nueva Rosita, Coahuila. Mi nostalgia es para ese norte con viajes a Iglepaze (Eagle Pass) y con memorias de ir al cine al confortable Cine Estrella.
Tuve una temporada en Veracruz cuando mi mamá enseñaba en una escuela de Alcoa Aluminum. Es una nostalgia del mar, de la humedad y de partidos de beisbol profesional mexicano del Águila de Veracruz.
Me fui a hacer mi servicio militar en Bueno Aires en 1965 y al volver al DF en 1967 conocí a mi futura esposa Rosemary Healey el 15 de diciembre de ese año. Nos casamos el 8 de febrero de 1968.
Tengo esa nostalgia de nuestro primer apartamentito en la calle de Estrasburgo detrás del Cine Latino. Un día me encontré en la calle con Louis Armstrong y no me atrevía a hablar con él. Nos mudamos a un mejor lugar en la calle de Herodoto a una cuadra del Cine Diana. Como no lo conocía no sabía quién era un señor que ganaba en partidas de ajedrez en un café cercano. Vivía en el apartamento al lado del nuestro. Era el poeta y novelista Homero Aridjis. Nos hicimos amigos muchos años después.
Esta nostalgia es una nostalgia romántica de mis primeros años con mi Rosemary. Íbamos frecuentemente al Cine Chapultepec. En esos años la Diana Cazadora estaba en una glorieta allí.
Mi siguiente nostalgia una vez que nos mudamos con nuestra hijas a Vancouver en 1975 (por cierto que nacieron en Tacubaya) es una de volver con Rosemary y después con nuestra nieta Rebecca. Años más tarde fuimos con nuestra otra nieta a Mérida.
Por lo tanto es una nostalgia con muchos fragmentos, todos lindos, en mi memoria.