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Tuesday, April 21, 2020

pulmón argentino de repuesto para solitarios y tristes





Oliveira cebó otro mate. Había que cuidar la yerba, en París costaba quinientos francos el kilo en las farmacias y era una yerba perfectamente asquerosa que la droguería de la estación Saint-Lazare vendía con la vistosa calificación de <<maté sauvage, cuelli par les indiens>>, diurética, antibiótica y emoliente. Por suerte el abogado rosarino – que de paso era su hermano – le había fletado cinco kilos de Cruz de Malta, pero ya había quedado poca. <<Si se me acaba la yerba estoy frito>>, pensó Oliveira. <<Mi único diálogo verdadero es con este jarrito verde.>> Estudiaba el comportamiento extraordinario del mate, la respiración de la yerba fragantemente levantada por el agua y que con la succíon baja hasta posarse sobre si misma, perdido todo brillo y todo perfume a menos que un chorrito de agua la estimule de nuevo, pulmón argentino de repuesto para solitarios y tristes.