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Wednesday, September 19, 2018

Bajo la trampa débil de la gasa


En el tul blanco, inmaterial, sedeño


Una de las macanas de haber vivido en la Argentina, México, Texas y al final Vancouver es mi conocimiento de la literatura. Se aprende mucho en la escuela pero si las escuelas han sido desparramadas en variadas localidades hay vacíos notables. Ese es el caso mío. Por un lado como no solo leo en castellano pero en inglés he leído P.D. James, Jerome Charyn (diría que es un desconocido en Buenos Aires), Faulkner, Joyce Carol Oates y muchos más. 

En Buenos Aires en nuestra última visita en septiembre no vi muchos de estos escritores en las librerías.  Pero, los de mi ahora ciudad de Vancouver, pocos conocen de Julio Cortázar (y no toda su obra ha sido traducida al inglés, lo mismo con el autor uruguayo Mario Benedetti). Pocos en Vancouver saben de las delicias de leer las novelas del Capitán Alatriste de Reverte o las poesías y novelas de mi escritor favorito mexicano Homero Aridjis. En fin me siento afortunado de leer en los dos idiomas.

Este no fue el caso en los principios de los 90. Ya no leía en castellano. Cuando una revista canadiense, Books in Canada, me mandó a Lima para entrevistarme y fotografiar a Mario Vargas Llosa emprendí en leer toda su obra en castellano. Sufrí con Conversación en la catedral ("¿en qué momento se jodió el Perú?") pero ya al llegar a La guerra del fin del mundo y La historia de Mayta pude leerlos con confianza. Lo mismo sucedió con los libros de Saramago ya que leí traducciones del portugués al castellano en vez de al inglés.


Pero tengo que confesar que nunca supe da la poeta Alfonsina Storni. Me encanta su poesía que para mí ahora comparto con mi amor a las poesías de Emily Dickinson. A continuación blogs previos con poesías de Storni y su poesía Las tres etapas ilustrada por foto que tomé de Carolina Peralta en Buenos Aires el mes pasado.

Quiero dormir 
La doctora argentina
Inquietud
La caricia perdida 
Frente al mar 
La inquietud del rosal
Tu me quieres blanca

Alfonsina Storni - Café Tortoni
 LAS TRES ETAPAS por ALFONSINA STORNI

En la dorada tarde rumorosa
Que languidece en placidez de estío.
Estoy mirando este camino rosa
Como en el dulce verso de Darío.

Y así como en el verso del poeta,
Allá, donde el camino rosa arranca,
Veo avanzar una columna blanca
Envuelta en un vapor azul-violeta.

Parece solamente alguna nube
Bordada en fino polvo de zafiros,
Inmaterial columna de suspiros
Que de la tierra a las estrellas sube.

La dulce forma humana se deslíe
En el tul blanco, inmaterial, sedeño,
Y tan lejana y pura me sonríe
Que digo: esto es el sueño.

Al poco rato la columna pasa
Tan cerca que, sin ilusión alguna,
Puedo mirar las formas una a una
Bajo la trampa débil de la gasa.

La nube se ha disuelto; ante mis ojos
Se rinden ya las formas imperfectas:
Blancos creí los pies, pero son rojos.
Gráciles formas vi, pero son rectas.

El tul se ha vuelto tosca muselina,
Las guirnaldas perdieron su frescura,
Así tan cerca en una forma dura
Aquella forma que creí divina.

Alma: ¿dónde está el oro aquel que viste?
Todo ha cambiado cuando estuvo enfrente;
Mis ojos tocan realidad tan triste
Que digo: es el presente.


Carlos Gardel, Jorge Luís Borges y Alfonsina Storni - Café Tortoni

Mas, ya de nuevo, bajo el huso de oro
Del sol, que hilando está la luz del día,
Al alejarse, lentas, por la vía,
Las formas cobran su anterior decoro.

Es la misma ilusión: es ese mismo
Perderse de los cuerpos tras los tules
Y vuelven a brillar piedras azules,
Y el oro vuelve a darme su espejismo.

Y cuando aquel sendero se termina
Allá muy lejos, la columna blanca
Se ha convertido en esa nube fina
Que a poco vi donde el camino arranca.

Me embriagó de dulzor una abeja,
De nuevo en la visión blanca me pierdo,
Y tan inmaterial allá se aleja
Que digo: es el recuerdo.