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Sunday, October 31, 2021

The Feet of Time Walk in our Feet - Eduardo Galeano & Fall

 

Aconitum carmichaelli 'Arendsii' 31 & unknown Acer - 31 October 2021


El jardín de mi Rosemary hasta me sorprende en este último día de octubre con el lindo azul de sus aconitum de otoño. Representan una memoria que tengo de ella y de su elegante apreciación del azul en un jardín.

My Rosemary's garden even surprises in this last day of October with the lovely blue or her fall aconitum. To me they represent a memory of her, of her garden and of her elegant appreciation of blue in a garden.

Me deprimo a veces saber que sencillamente por el hecho de hablar el castellano y el inglés tengo disponible la maravillosa literatura de ambos idiomas. Pero existe un problema.

I sometimes feel depressed that just because I read and speak both Spanish and English I have at my disposal the best of the literature of those two languages. There is one problem.

Porque el inglés es la lingua franca de este siglo 21 mucho de lo que leo en castellano no ha sido traducido al inglés. Lo mismo sucede al revés.

Because English is the lingua franca of this century a lot of what I read in Spanish has not been translated into English. It is the same in the opposite direction.

Sé muy bien que mi falta del dominio del italiano y el francés es algo que a mi avanzada edad de 79 años ya no tiene solución alguna.

I know well that because I do not speak Italian or French  this is a problem that has no solution because of my advanced age of 79.

A seguir unas lindas palabras de Eduardo Galeano sobre el otoño.

It is only in the last 10 years that I have discovered the fabulous poems, novels and essays by Uruguayan writers (now dead) Mario Benedetti and Eduardo Galeano. Few in the world of the lingua franca are aware of the existence of two marvelous Argentine poets Alfonsina Storni and Alejandra Pizarnik. That is a pity. Below without translation some beautiful words by Eduardo Galeano on the season we are now having called fall. It is interesting to note how literature is so well regarded in Latin America that there is so much available and found on the internet as what is below.

Tiempo que dice

De tiempo somos.

Somos sus pies y sus bocas.

Los pies del tiempo caminan en nuestros pies.

A la corta o a la larga, ya se sabe, los vientos del tiempo borrarán las huellas.

¿Travesía de la nada, pasos de nadie? Las bocas del tiempo cuentan el viaje.

Eduardo Galeano, Bocas del tiempo

Se nos va septiembre, pero el otoño continúa como en una ceremonia de noria sentimental girando sin fin, porque todo fluye y nada permanece aunque la vida repita actos humanos o los que sencillamente reproducen las leyes de la naturaleza. Es lo que nos dejó escrito Eduardo Galeano, en esta galería poética y de escritores que he elegido en este otoño tan especial, para demostrarnos que hemos nacido para volar, para contar nuestros viajes particulares porque somos pies y bocas del tiempo y porque nuestros pensamientos, deseos y sueños también pueden volar si nos deja hacerlo la propia vida. Su mensaje es claro y circular: los años son los que vuelan, porque nosotros permanecemos un tiempo, el de cada uno, porque cada día tiene su afán y cada tiempo su momento, sabiendo como sabemos y nos lo transmitieron los sabios del lugar histórico de cada cual que, vanidad de vanidades, todo es vanidad, porque las grandes preguntas de la vida suelen volar como nosotros o como las mariposas de Galeano en Bocas del tiempo (1):

 

El vuelo de los años

Cuando llega el otoño, millones y millones de mariposas inician su largo viaje hacia el sur, desde las tierras frías de la América del Norte.

Un río fluye, entonces, a lo largo del cielo: el suave oleaje, olas de alas, va dejando, a su paso, un esplendor de color naranja en las alturas. Las mariposas vuelan sobre montañas y praderas y playas y ciudades y desiertos.

Pesan poco más que el aire. Durante los cuatro mil kilómetros de travesía, unas cuantas caen volteadas por el cansancio, los vientos o las lluvias; pero las muchas que resisten aterrizan, por fin, en los bosques del centro de México.

Allí descubren ese reino jamás visto, que desde lejos las llamaba.

Para volar han nacido: para volar este vuelo. Después, regresan a casa. Y allá en el norte, mueren.

Al año siguiente, cuando llega el otoño, millones y millones de mariposas inician su largo viaje…

Es verdad lo que deja entrever esta lectura del otoño natural y universal, pero Galeano nos inquieta con un contrapunto de la falta de esa libertad, de la que hacen gala las mariposas incluso en el otoño, expresándolo con duras palabras sobre la que no tienen los emigrantes ahora, en estos días, otras bocas del tiempo, en una reflexión también necesaria cuando vemos cómo se impide la libertad de movimiento a los más débiles:

 

Los emigrantes, ahora

 

Desde siempre, las mariposas y las golondrinas y los flamencos vuelan huyendo del frío, año tras año, y nadan las ballenas en busca de otra mar y los salmones y las truchas en busca de sus ríos. Ellos viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire y del agua. No son libres, en cambio, los caminos del éxodo humano. En inmensas caravanas, marchan los fugitivos de la vida imposible. Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente. Les han robado su lugar en el mundo. Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de los suelos arrasados. Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar. Sebastião Salgado los ha fotografiado, en cuarenta países, durante varios años. De su largo trabajo, quedan trescientas imágenes. Y las trescientas imágenes de esta inmensa desventura humana caben, todas, en un segundo. Suma solamente un segundo toda la luz que ha entrado en la cámara, a lo largo de tantas fotografías: apenas una guiñada en los ojos del sol, no más que un instantito en la memoria del tiempo.

 

Como está permitido volar en nuestros sueños, no hace mucho tiempo, diseñé la palabra “libertad” con alas auténticas de mariposas, uniendo las imágenes, no las alas disecadas, de las mariposas de la especia Metálica, de la Selva peruana y de las Guayanas, la Satúrnida de Ghana, la Noctuida negra de Venezuela, la Tigre nocturna de Boston, la Marrón de Guatemala, la Papilio de Nueva Guinea y la Apolo de Suiza, conformando con ellas la palabra LIBERTAD (2), porque ordenadas como acrónimo, todas ellas, enumeradas por el orden que he expuesto, nos brindan la oportunidad de leer en sus alas esta palabra mágica, libertad, a la que aspiramos alcanzar cuidando con esmero las quimeras de la dignidad. He unido las dos Metálicas, con la L y la I en sus alas; la Satúrnida, mostrándome una B hermosa; la Noctuida, son la E bien trazada; la Tigre, con una R resplandeciente; la Marrón, dibujando una T de Tierra; la Papilio, mostrando una A de asombro y, finalmente, la Apolo, con una D de decisión para volar siempre en sueños posibles. Me he paseado en ellas por el mundo, volando de norte a sur y de este a oeste, en mi mapamundi imaginario de libertad, mostrándome siempre que es urgente no faltar al respeto de la madre naturaleza, en todas y cada una de sus manifestaciones. Libertad alada, libertad. Naturaleza libre y alada, naturaleza. Alma alada y libre (3), solo alma también en otoño, expresándolo con nuestras bocas del tiempo.