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Friday, December 20, 2019

La Chilena en Ushuaia






Durante mi conscripción en la Armada República Argentina en 1966 en un momento de estúpida rebeldía rehusé obedecer una orden de un Capitán de Corbeta.

Me dijo, “Sos un conscripto útil y te necesitamos como traductor.  En tiempo de guerra te podría mandar a fusilar. O podría mandarte a la Antártida en donde las únicas mujeres que verías serían pingüinas.”

Como castigo me mandó por una semana a Ushuaía donde pasé largos ratos dificiles a la merced de un cabo de Infantería de Marina llamado Moraña.

Obviamente estaba fuera de mi elemento en un pueblo feo, frío y en donde no había ni pingüinas. El cabo, un día me dijo, “Conscripto te tengo una sorpresa porque te veo cabizbajo. Voy a llevarte a ver a La Chilena."

Fuimos a un boliche medio derrumbado llamado El Pingüino Solitario (¡¡!!). Nos sentamos. El lugar estaba lleno de suboficiales de marina y marineros de civil. El cabo me compró una cerveza chilena y nos sentamos a esperar el número de la bailarina denominada La Chilena.

Salío,  bailó, se fue y me enamoré - no por la falta de mujeres o pingüinas. Era una delicia La Chilena. Al salir compré una foto en la administración. Pedí un autógrafo pero me indicaron que La Chilena nunca trataba con marineros.