A time of angels
Homero Aridjis
english version George McWhirter
Fondo de Cultura Económica, Mexico City 2012
La ángela dormida
La ángela se ha acostado
en la cabellera negra de su propia noche.
sin quitarse las ropas amarillas
que llevó de día.
Tendida sobre si misma,
Parece una mujer desnuda
que desborda en el espacio
si carne de múltiples colores.
Ha dejado sus pechos descubiertos
nubes azulinas que se hacen profundamente
oscuras en los ojos que tratan de acuencarlos
Yace el el suelo el sostén dorado,
que suele usar en las calles del hombre
para que no los estropeen las manos del aire.
Los ojos en sus alas han cerrado los párpados
y duermen sueños sin imágenes.
Tiene los oidos tapados, para que no se viertan
en ellos las palabras de los idiomas muertos,
las voces de los animales extintos
y los rumores de los ríos desaparecidos.
Se ha atado en los muros negros
con sombras que la arraigan al mundo,
para que cuando duermano se desvanezca el olvido.
Su corazón borracho de silencio,
quisiera palpitar fuertemente,
pero ella es como una carta cerrada
que sólo pueden leer a través del papel
las mentes que imaginan.
La Ángela no tiene edad.
Al amanecer se quita
la máscara dorada
y aparece en su lugar
el aire.
An angel sleeping
The angel has lain down
in the long black hair of her own night
without taking off the yellow clothes
she wore by day.
Lying spread out on herself
she looks like a naked woman
who spills her flesh
of many colours into space.
She has let out her breasts,
Blue hued clouds that go the deepest dark
in the eyes that strive to cup them;
lying on the floor is the golden brassiere,
which she is wont to use in the streets of men,
so that the hands of the air may not harm them.
The lids on the eyes of her wings have closed
and they sleep through dreams without images.
Her ears are sealed so words
out of dead languages may not pour in,
or the voices of extinct animals
and murmurings of vanished rivers.
She has moored herself to the black walls
with shadows that root her to the world
so that when she sleeps
she won’t disappear into a forgetting.
Her heart, drunk on silence,
wishes to beat fiercely,
but she is a sealed letter
which only minds that imagine
can read through the paper.
The angel has no age.
At daybreak, she takes off
the golden mask
and in its place appears
the air.